11 agosto, 2007

Como darle el bajo a un caldillo de picorocos

Bueno, partamos por definir que es un picoroco...para buen entendimiento es un manjar que nos entrega el frío Pacífico de las costas chilenas, que se prepara cocido en su concha y que posee un sabor muy potente (mala definición en verdad).

Para cumplir nuestro ambicioso proyecto es esencial recurrir a un reducto de primer nivel, en este caso la mano la tendió el restorán 'La Caleta', en el mercado municipal de Temuco.



Bueno, en esta foto no muestro mi mejor ángulo, lo relevante es el caldillo, que tiene que tener un caldo claro, muy caliente y con un buen trozo de ají cacho de cabra. Este plato se acompaña solo, igual se puede apoyar con un buen vino blanco, un Riesling varietal es más que suficiente.



Después del ataque la siesta es legal! Se puede combatir con una buena caminata ya que el plato en cuestión, como todo marisco chileno, es un aporte calórico importante, unido a la temperatura del caldo, uff....



Citemos a nuestro gran vate comunacho, con su gran creación: 'Oda al Caldillo de Congrio':

En el mar
tormentoso
de Chile
vive le rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.

Y en las ollas
chilenas,
en lacosta,
nació el caldillo
gravido y suculento,
provechoso.

LLeve a la cocina
el congrio desollado,
su mancada piel cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.

Ahora
recoges
ajos,
acaricias primero
ese marfil presioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.

Mientras tanto
se cuecen con el vapor
los regios camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en la gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.

Ya solo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el cal...

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